viernes, 22 de noviembre de 2013

Caracteristicas Emocionales del Sindrome de Down

Desarrollo Emocional de las personas con Síndrome de Down

Individuos diferentes, pero no tanto.

Para una persona con Síndrome de Down es difícil pasar inadvertido. Su sólo fenotipo particular (ojos rasgados, puente nasal ancho y bajo, talla baja, orejas de implantación baja, etc.) ya lo hace ser visto como un individuo "distinto" por la sociedad.
El tener un cromosoma extra determina cambios a nivel de la estructura cerebral, con la subsiguiente discapacidad intelectual. Para el caso de las personas con Síndrome de Down la manifestación más común en ésta área incluye el compromiso intelectual, el cual se manifiesta desde el simple retraso madurativo hasta un retraso mental severo.
La inteligencia emocional es un concepto utilizado para describir la habilidad para manejar sentimientos y emociones propias y de terceros; discriminar entre ellos, y utilizar la información recibida para guiar el pensamiento y la acción. Dentro de este tipo de inteligencia se encuentran las habilidades emocionales y sociales de los individuos, las que juegan un papel determinante en la forma como éstos se enfrentan al mundo.
Las personas con Síndrome de Down pueden desarrollar una inteligencia emocional de manera similar a aquellas no afectadas por esta condición, salvo que su aprendizaje es más lento que el de sus pares. En este sentido y con una perspectiva más integral, no es exacto argumentar que las personas con Síndrome de Down tienen una "deficiencia mental", considerando que sus carencias son de tipo cognitivo y no afectivo. 


Habilidades Emocionales:
Las emociones son "estados del sujeto" que nos mueven a conseguir objetivos en la vida. Sabemos que no podemos estar "sin sentir algo", pero para que las emociones existan como tal requieren ser comunicadas. Esta última característica es determinante en las personas con Síndrome de Down.

El área del lenguaje, en especial aquella referida al lenguaje expresivo, es una de las más comprometidas en esta patología. Su consecuencia inmediata es la necesidad de "aprender" a comunicar, una habilidad que a diferencia de sus pares, las personas con Síndrome de Down no adquieren en forma espontánea.

Desde el punto de vista más formal un individuo con Síndrome de Down vive los afectos con igual o mayor intensidad que una persona no afectada y los distorsionan menos, sí presentan dificultades en la comunicación lingüística de éstas y en la regulación e inhibición de sus conductas. 





Síndrome de Down. Área mocional-afectiva: de 0 a 6 años. 



Educación Emocional 
SÍNDROME DE DOWN: TODO UN MUNDO DE EMOCIONES

La actividad formativa global dirigida hacia los colectivos de niños y jóvenes con síndrome de Down ha de incluir contenidos más amplios que los académicos, que se dirijan a aquellos aspectos que en los colegios habitualmente no se abordan, si se pretende proporcionar una educación integral, integrada, e integradora: habilidades sociales, habilidades de autonomía personal, entrenamiento para el control de la conducta, habilidades de orden socio-afectivo-sexual y educación emocional.

Se ha de tener en cuenta que determinados aspectos fundamentales para la adaptación personal y social son enseñados de forma natural en el entorno familiar y los hijos sin discapacidad los adquieren habitualmente de forma espontánea, sin darse cuenta. Sin embargo, los niños con síndrome de Down no lo harán o lo harán de forma inadecuada si no se utilizan con ellos programas adaptados a sus peculiaridades.

Las dos hipótesis de trabajo que sustentan toda la presentación son las siguientes:
1.- Las personas con síndrome de Down tienen una vida emocional tan rica como las demás personas.
2.- Es necesario aplicar programas de educación emocional a las personas con síndrome de Down para proporcionarles una formación integral.

La educación emocional aborda, por un lado, el conocimiento, el control y la capacidad de gestionar las propias emociones de la forma más eficaz posible y, por otro, la comprensión de las emociones de los demás y una actuación en sintonía con ellas, en lo que se ha dado en denominar empatía. Ambas vertientes de intervención son complementarias y confluyen en la formación emocional integral de la persona.


La riqueza de la vida emocional de las personas con síndrome de Down queda reflejada, por ejemplo, en la enorme variedad de personalidades y temperamentos que aparecen entre ellas y en la “antena emocional” que poseen para captar el “ambiente afectivo” que se respira, al menos entre los familiares y personas a las que les une un especial cariño. Sin embargo, hay unos claros puntos débiles en el ámbito de los sentimientos en quienes portan trisomía, que hacen imprescindible la aplicación de programas de educación emocional. La dificultad para la comunicación lingüística, las complicaciones para regular e inhibir las conductas, los bloqueos, la baja autoestima, los soliloquios o la percepción de su propia discapacidad, requieren de una intervención expresa. 

“Si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a ti mismo, no a los demás.
    Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra.  
     Anthony de Mello









EL VALOR DE UNA SONRISA
Una sonrisa no cuesta nada y rinde mucho.
Enriquece al que la recibe sin empobrecer al que la da.
No dura más que un instante, pero, a veces, su recuerdo es eterno.
Nadie es demasiado rico para prescindir de ella, nadie demasiado pobre para no merecerla.
Es el símbolo de la amistad, da reposo al cansado y anima al deprimido.
No puede comprarse, ni dejarse, ni robarse, porque no tiene valor hasta que se da.
Y si alguna vez encuentras a alguien que no sabe dar una sonrisa: sé generoso, dale la tuya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquella persona que no sabe darla a los demás.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                GANDHI


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