EL SINDROME DE DOWN
No se conocen con exactitud las causas que provocan el exceso cromosómico,
aunque se relaciona estadísticamente con una edad materna superior a los 35
años. Las personas con síndrome de Down tienen una probabilidad algo superior a
la de la población general de padecer algunas enfermedades, especialmente de
corazón, sistema digestivo y sistema endocrino, debido al exceso de proteínas
sintetizadas por el cromosoma de más. Los avances actuales en el descifrado del
genoma humano están desvelando algunos de los procesos bioquímicos subyacentes
a la discapacidad cognitiva, pero en la actualidad no existe ningún tratamiento
farmacológico que haya demostrado mejorar las capacidades intelectuales de
estas personas.2 Las terapias de estimulación precoz y el cambio en la
mentalidad de la sociedad, por el contrario, sí están suponiendo un cambio
positivo en su calidad de la vida.
La discapacidad
intelectual que aparece en el síndrome de Down, tantas veces conocida como
deficiencia o retraso mental, es el resultado del desequilibrio génico
expresado en el cerebro. La inmensa mayoría de las personas con síndrome de
Down presentan discapacidad intelectual en grado muy variable, según cada individuo.
Este grado de afectación cerebral no se corresponde con la intensidad de otros
rasgos físicos. Para entender qué sucede en el cerebro de una persona con
síndrome de Down para que aparezca la discapacidad intelectual, con
características que algunas son propias del síndrome y otras son comunes a las
de otros tipos de discapacidad intelectual, conviene conocer algunos conceptos
sobre el cerebro humano y su funcionamiento.
¿Cómo se
encuentra el cerebro en las personas con síndrome de Down? La presencia de una
dosis extra de gen provoca un desequilibrio en la regulación y coordinación de
las funciones de los genes, y de la interacción [genes – proteínas] y
[proteínas – proteínas] que intervienen en el desarrollo del cerebro: tanto en
la neuromorfogénesis como en las cascadas neurogénicas, con las consiguientes
alteraciones en los patrones funcionales de las neuronas y en sus procesos de
señalización que son elemento esencial de la transmisión interneuronal.
Las alteraciones
estructurales en el cerebro fetal del síndrome de Down son poco apreciables en
términos claramente visibles; son de menor cuantía. Pero ya existen sutiles
cambios funcionales que van a limitar esa respuesta explosiva del desarrollo
que aparece normalmente en los primeros meses y años del desarrollo del niño.
La potencialidad de respuesta a los estímulos está limitada, y ello repercute
en la conformación de las prolongaciones, en la creación de redes
interneuronales, en el establecimiento de sinapsis que permitan la rápida y
eficaz comunicación y señalización interneuronal.
Aprendizaje y síndrome de Down
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